SÃO PAULO - Reflexiones desde un embotellamiento

Tiempo. El precio de vivir en una ciudad que lo tiene todo.

El viernes pasado al volver a mi casa, me pasé 2 horas y media en el mismo autobús que me llevó en 30 minutos. Pese al aburrimiento y a la siesta que me pegué, no dejó de resultarme curioso el desarrollo de toda la situación. Es la primera vez que estoy en uno de estos "engarrafamentos" importantes como el de hoy, en el que la gente apagaba los motores porque la cosa ni se movía.

Algunas recomendaciones para estos casos: nunca subirse a un auto u autobús con ganas de ir al baño!!!! Llevar por lo menos unos caramelos, aunque en Sao Paulo, cuando hay un embotellamiento, salen vendedores de abajo de las piedras que ofrecen agua, snacks, empanadas, golosinas, medias,  de todo! Y se van paseando entre los autos. Recomendable también llevar un librito, o por lo menos algo de música. Si se va en auto, siempre el tanque lleno, nada de andar con el fondo del tanque.

 Durante este tiempo que estuve de observadora obligada, detecté estas etapas que me recordaron lo que me pasó hace unos 15 años, cuando el autobús en el que iba de Porto Alegre a Montevideo, sufrió un desperfecto y quedó inmovilizado durante unas horas en medio de la nada. Curiosamente, el desarrollo de estas dos situaciones fue muy similar (salvo que, aquella vez las circunstancias y el lugar no permitían salir del autobús):


1. Ohoh...
Esto se pone feo... sera que está muy trancado por allá adelante? Aquí se observa una especie de comportamiento 'tortuga': Los cuellos se empiezan a estirar y girar para todos lados, para ver que tan cruel está el asunto. Vuelta a sus lugares y a esperar... aunque aún se avanza, la cosa se va enlenteciendo.

2. Resignación
Uno se arma de paciencia, mira el reloj y espera, mira para afuera... y espera, y piensa: 'Y bueno, que vamos a hacer'

3. Frustración
Acá uno empieza a pensar, pero que cuernos será que pasa? Cómo es que esto no se mueve??? Por qué esto tenía que pasar justo hoy???? Aquí uno mira la otra vía, y se mueve, pero pasan los minutos, los que quieren doblar empiezan a hacer fila y terminan trancando el otro lado también.

4. Tedio
No se bien explicar esta fase, creo que me dormí y desperté varias veces, veía el mismo cartel frente a la ventana, y cada vez tenía más ganas de ir al baño... ya uno ni sabe como sentarse... (y por suerte iba sentada). Aparecen los vendedores de Rua para hacernos la vida más feliz. Venden de todo, comida y bebidas sobre todo, CDs, empanadas, ropa, etc.

5. Re-frustración exteriorizada
Esto es cuando la gente se empieza a 'empolgar', cuando las siestas se terminan y ya uno no sabe que más hacer. Entonces "Pero no es posible... " y todos empiezan a hablar en voz alta...

6. Formación de pequeñas comunidades

Entre los pasajeros de un autobús, entre los autos vecinos, entre los motokeros, etc.
Aquí se forman los pequeños grupos de conversación, entre los que opinan que pasa una cosa u otra. Los motokeros se organizan en filas y empiezan a pasar, de una forma increíble, entre los autos. Arrancan los espejos igual, no importa, la cosa es pasar. Los autos que pueden empiezan a formar grupos para tomar un camino alternativo, el que sea. El chofer del autobús pregunta si nadie tiene problema si dobla en la próxima (que será dentro de una hora, porque estamos en mitad de una cuadra) y todos gritan a coro: “claroooo no hay problemaaaa!!!

7. Desespero / Pseudo-solución
Como el autobús sigue sin moverse, sale el líder de los 'en pie', ya harto, y dice: 'esto esta todo parado, vamos embora!!!!" y sale un montón de gente que decide caminar en vez de estar parado ahí. Algunos autos se abren paso por un cantero, una camioneta intenta atravesarlo también pero queda atascada. El cantero queda en medio de las ruedas delanteras y traseras y no pasa. Se vuelve el blanco de risas de todo el que esta situación. Los motokeros continúan pasando por donde se les ocurre. La cuestión es encontrar una salida pronto. Ademas, uno mira para arriba y ve nubes negritas, y piensa... lo que falta es que llueva, ahí nos quedamos hasta mañana.

8. Locura
Ahora ya no importa a donde íbamos. Vayamos a cualquier lado, mientras que nos podamos mover. Vamos, donde hay un hueco??? ahí!!! El chófer elije desviarse un poco... claro, que todas las vías alternativas también están saturadas, pero por lo se mueve... ahí vamos, bien, bien bien, mal.... cruce cortado, nada se mueve de nuevo. Se ve mas gente caminando que cualquier otro día.

9. Caos
Los cruces de calles se apelotonan... y zas. Se ve un hueco en la contramano y se mete, un autobús le da de trompa, y otro intenta meterse entre los dos y yo me preguntaba, que le pasaba por la cabeza al hombre... a donde pensaba que iba??? Porque no tenía más que la esquina de una casa, y una gran columna en frente. Un camionero se mete a prepo, y todo el mundo le toca bocina (cosa que acá es muy grave hacer), y lo putean a coro.

10. La suerte
No me pregunten como, mi autobús se libro de ese caos y pasó por el costadito, dejando el caos mayor atrás. Son unos maestros manejando. No quiere decir que se terminó el asunto pero por lo menos conseguimos andar, y poquito a poquito, y 40 min después, pese a estar a pocas cuadras... llegué!!!

Se preguntarán por qué no me bajé... bueno, no sabía bien a qué distancia estaba, se venían unas nubes negras y viento... y yo estaba con mis carpetas, así que decidí esperar bajo techo. A todo esto, nadie me supo decir que fue lo que pasó... no es algo tan común, pues aunque lento, un embotellamiento avanza... este ni se movía. Típico de las grandes inundaciones, o que se caiga un puente sobre alguna avenida, cosas que no había en esa zona.

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